Prioridades

Almacenamiento

El almacenamiento energético se entiende como tecnología esencial para la descarbonización de la economía a través de la reducción del uso de combustibles fósiles y la inserción masiva de generación renovable. Con referencia a este hecho, el borrador del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) contempla que la generación eléctrica renovable alcanzará en 2030 el 74%, para lo que se prevé la incorporación de 57 GW de nueva capacidad renovable (de los cuales alrededor de 37 GW serán fotovoltaicos) y de 6 GW de almacenamiento entre baterías e instalaciones de bombeo. La incorporación del almacenamiento energético minimizará los vertidos de la producción renovable, pudiendo usar los excesos como respaldo en momentos en los que las renovables no estén disponibles.

El almacenamiento tiene la capacidad de proporcionar servicios clave para la operación del sistema en un contexto de alta penetración de energías renovables variables como la solar fotovoltaica y la eólica. Aporta flexibilidad al sistema, por la funcionalidad frecuencia-potencia, modula la curva de demanda y aporta calidad y seguridad al poder realizar control de tensión. Además de ello, el almacenamiento energético, a través de tecnologías como las baterías, permite el acceso de electricidad a poblaciones más aisladas sin tener que hacer uso de un cableado e instalaciones excesivas.

Según datos del IEA, a nivel mundial, el almacenamiento se ha incrementado casi el doble de 2017 a 2018, con una capacidad instalada de almacenamiento que actualmente está en 3GW, con Korea como país líder, debido a sus políticas favorables.

Bloomberg New Energy Finance (BNEF) estima que almacenamiento de energía crecerá exponencialmente en los próximos años gracias a la reducción de costes de las baterías que continuarán su tendencia (-85% desde 2010 hasta 2018) impulsados por la movilidad eléctrica y las aplicaciones utility-scale reduciéndose un 50% más hasta 2040. Para este analista internacional, el binomio almacenamiento-renovables, especialmente con fotovoltaica, se ha convertido en un motor para la tecnología, considerando que las baterías utility-scale constituirán la mayoría del despliegue de almacenamiento para 2040. Otras tecnologías de almacenamiento incluyen tecnologías químicas, de almacenamiento a través de agentes gaseosos como el hidrógeno, electroquímicas con las baterías convencionales y las de flujo, eléctrico mediante superconductores y capacitadores, mecánico con volantes de inercia, aire comprimido o bombeo, y térmico.

Desde UNEF se cree en la importancia del almacenamiento y de la necesidad de una adaptación regulatoria, que elimine barreras administrativas y legislativas, promoviendo el uso de estas tecnologías. Mediante la creación por parte de UNEF de una estrategia de almacenamiento, se pretende:

  1.  Promover la importancia del almacenamiento en la transición energética
  2. Divulgar los beneficios de la sinergia fotovoltaica y almacenamiento
  3. Estimular el mercado del almacenamiento en dos partes principales:
    1. La planificación, la cual permita el cumplimiento de los objetivos del PNIEC y las diferentes aplicaciones, que reflejen todos los servicios que el almacenamiento puede ofrecer.
    2. Legislación, que elimine las barreras administrativas y legislativas y, la política industrial que ofrezca medidas que hagan más atractiva la inversión.
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